viernes, julio 29, 2005

...


Es el fin de la respiración agitada,
el principio de la paz
que me trae una especie de aura
que te rodea.

Me hacés perder experiencia
me transformás en un chico,
y a la vez estoy seguro
de que genero lo mismo.

Hay una cuerda invisible
alrededor de tus ojos
y de los míos
que no me deja mentir.

Es la forma de tu cuello,
son cosquillas en tu piel,
es como nos desarmamos
cuando te toco.

Me prometí descreer,
me decidí a desconfiar,
lo que no entiendo es cómo
no puedo.

Soy una piedra sin vida,
una efigie sin pulmón
que no se mueve un segundo
cuando te mira.

Sos una especie de bomba
silenciosa, irreversible,
que me explotó de repente
y me calló.

No puedo pensar en nada,
no quiero cruzarme a nadie,
hoy no espero conocer
otra cosa que tus ojos,
o tu pelo de seda,
o tu pecho encendido,
o tu cintura suave,
o tus piernas contra mi.

Es tu forma de decir,
hacer y sentir
sólo lo que deseás,
asegurándome que ayer
algo pasó.

O nada más es tu beso
que se une al mío
para siempre en mi memoria.