lunes, diciembre 12, 2005

bajo agua la ciudad



Paciencia constante y melodía
Reflejos de veredas y ultramar
La luz clavada en nuevos horizontes
La lluvia y patas para arriba la ciudad.

Vecinos que se cruzan en los techos
y se dedican mal y frenesí.
En agua, piedra, bocina y viento
guardo patente el recuerdo más que gris
de vidrieras y de crónico movimiento.

La paz de nuestro paso por seguir
un paso y luego otro
quedando siempre el último por dar,
llevándose mi centro sin cesar.

Cansancio ajeno de deseo
trepando lentamente el ronronear
de miles de millones de estallidos
perturbación constante de pesar.

Los pies ya no se mueven
la mente ya llegó
y el muelle que resiste mis embates
pide a gritos roncos tu perdón.

Olvidar el año que entra es esencial
y olvidar el que pasó ya es cosa buena
quedan viejos los resabios del presente
y afloran en mi mente
como agujas sin canción
una niebla que separa la ciudad.

Vas hundiéndote en la gota del destino
sin camino
sin saber
siniestro lugar y marino
que pide nunca volver.