un perro
Un perro que agarra una pelota va a desencadenar con ese acto una guerra entre dos familias que se disputan el control de la distribución de agua mineral en el conurbano bonaerense porque la pelota no era del dueño del perro que era tito sino del vecicnito que era roberto y no tito quien sabía que la pelota no era de él y no la devolió cosa que puso al otro recontra caliente cuando se dio cuenta y fue a avisarle a los viejos que el vecinito con el que había jugado desde los dos años ahora que tenían diez venía a robarle la pelota que era de él el muy turro y no fue cosa que la madre de roberto se fue a quejar con la madre de tito que cuando se enteró que el hijo le había robado la pelota al vecinito se puso como loca y armó un escándalo de la gran siete como si hubiese sido mancillado el honor de la familia en el barrio porque la mamá del dueño del perro era muy amiga de la familia de roberto pero sentía que ellos eran de clase baja y la mamá de tito estaba en coqueta y quería demostrarle al barrio lo bien que le iba al viejo vendiendo agua creyendo con razón que las vecinas que no tenían nada que hacer en todo el día se juntaban a hablar mal de ella de envidia nomás y ella que tiene que andar dando explicaciones de que su propio hijo no tenía un peso para comprarse una pelotita de morondanga lo que la dejaba peor parada que nunca con lo que tito no sólo la avergonzaba por ladrón sino también por algo mucho peor que era por pobre cosa que no aguantó y terminó subiendo de una corrida al cuarto del chico y ahí mismo con la mamá de roberto adelante le encaja una trompada a tito a puño cerrado nomás nada de cachetada que el muy inocente cuando entraron al cuarto estaba jugando con la pelotita de la discordia que le trajo ese perro hijo de puta aquel día en que las dos familias se separaron para dejar de hablarse y lograr que un día casi treinta y cinco años después de que el último de los dos que era tito se mudase del barrio dejando al fin las dos casas vacías pasó que después de tanto tiempo se vinieran a encontrar los dos casi como empezaron de chicos así sin mucho entendimiento de los problemas que los rodean y sin otra preocupación que la merienda están los dos después de tanto en el hospital en el mismo cuarto y sin darse cuenta de quién es el otro hasta que entrada la noche y después del turno de la última enfermera del piso se ponen a charlar de las jubilaciones de mierda y del laburo que hacían y de lo que son las mujeres y del barrio del kilometro trece donde uno creció y el otro mirá que casualidad también y vos sos tito y vos roberto no te puedo creer mirá que casualidad después de tanto flaco y roberto le contesta que no tan flaco y siguen charlando hasta que van a la sala de operaciones el mismo día uno para un transplante de hígado y tito para un bypass y mueren al día siguiente con una hora de diferencia entre los dos y las familias como los veían tan unidos en el hospital si bien no les creyeron mucho que se conocían les dieron el gusto y los enterraron juntos y ahora están en el cementerio al que fueron a jugar con la pelotita un día antes de que el perro echara todo a perder.
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